Jazmin Sallis jugando con la Selección Argentina en un encuentro internacional
Vistió la camiseta “albiceleste” durante 5 años, actualmente Jazmín Sallis defiende los colores de la Fundación FDI Las Rosas en la División de Honor española, habiéndose iniciado en ADIAR de Ensenada para luego jugar en River, CILSA y en el GSD Porto Torres de Italia. Días atrás, la jugadora hizo pública su renuncia a la Selección Argentina de Básquet en silla de ruedas, expresando en sus redes sociales a través de una carta pública que, “ ya no puedo representar a mi país. No puedo porque significa convivir con incontables tipos de violencia, y con la frustración de no tener las herramientas para combatirla. Significó aguantarlo todo sabiendo que era la única manera de estar”.
Pateandolimites.com medio argentino audiovisual de los deportes paralímpicos, adaptados e inclusivos pudo dialogar en exclusiva con Jazmín quien explicitó las distintas situaciones de violencia que vivió en la Selección Argentina de básquet en silla de ruedas. “Lamentablemente se naturaliza el mal trato verbal, psicológico por parte del Staff y yo no quiero vivirlo más”.
Jazmín recuerda que una vez, en una gira internacional, “por ejemplo, dos personas del staff me dijeron a los gritos en pleno comedor que yo era ´el cáncer´ del equipo, que era la causa de los males de la selección, me llamaron ‘mocosa insolente’. También recuerdo estar en concentraciones y escuchar como entre 5 personas del cuerpo técnico le gritaban a una sola jugadora en una habitación interrumpiéndola cada vez que quería hablar”.
“Las Lobas” entrenando en el Cenard
“Las últimas concentraciones que estuve me enteré por terceras personas que me habían culpado explícitamente por decisiones tomadas que perjudicaban al equipo, cuando conmigo no se habían comunicado en todo un período mientras jugaba en Italia y me había quedado varada y sin trabajo. Me hicieron firmar a mí y a algunas compañeras que juegan en el extranjero un deslinde a la Federación por cualquier ‘inconveniente’ que podamos tener con los clubes que nos contraten, siendo una iniciativa puramente del femenino ya que a nadie de la selección masculina le hicieron firmar ese documento, y la explicación de hacer firmar esto era “por lo que había pasado conmigo” (que estando varada sin lugar donde quedarme en España me pagaron el pasaje a argentina antes de lo que hubiera correspondido, ya que al resto de los y las seleccionadas que se encontraban en Europa hace años se les paga el pasaje para volver al país previo a torneos internacionales) Situaciones como esas, el agravio, el mal trato, la mentira, me llevan a tomar la decisión de dejar la selección argentina”, puntualiza la basquetbolista.
Sallis en pleno partido
Respecto a la posibilidad o no de comunicarse con la Federación Argentina de básquet adaptado para informarle de los hechos de violencia que estaba viviendo, Sallis comentó: “Realmente creo que estas cosas se saben. Yo muchas veces pedí a FABA el Estatuto, para ver si en el Estatuto de la Federación podía encontrar algún inciso, algo que amparara al deportista ante estas situaciones, y la respuesta siempre fue que no era posible que yo obtenga ese documento, a pesar de que yo entiendo que tendría que ser un documento público para los miembros de la Federación. Esa fue la respuesta que me dieron, que no se podía tener el Estatuto. En cuanto a ir a contarles las situaciones que se vivía, realmente me daba temor que sea peor, porque hay una muy buena relación entre los dirigentes de la federación y el cuerpo técnico de la selección femenina”.
“Las mujeres en el deporte naturalizamos las situaciones de violencia. Lo mío no es un caso aislado. Es muy difícil pensar en salir de esto, poder aliarse, es muy difícil percibirlo porque se entiende que ‘el deporte es así’, que ‘hay que aguantar’, que siempre fue así y no existe manera de cambiarlo. Manifestar cualquier descontento o reaccionar ante estos hechos constituye un riesgo, siempre está la posibilidad de tener consecuencias negativas, y parece que no vale la pena arriesgarse si igual nada va a cambiar. Yo personalmente creo que no hay nada que un o una deportista pueda hacer que justifique ningún tipo de violencia” señala Jazmín
Jazmín con la 22 de la Selección Argentina
“Los hecho hablan por sí solos. Si una jugadora habla, denuncia públicamente haber vivido situaciones de violencia, de mal trato, de humillación dentro del estrato más alto de un deporte y la única respuesta es un silencio aplastador, sin contacto institucional ni respuesta ante una renuncia más que un ‘visto’ de whatsapp, entonces no hay herramientas ante estas situaciones. No poder contar con apoyo dentro de la Federación, eso ayuda a que estas cosas sigan pasando. Una deportista que vive situaciones de violencia, sabe que no tiene donde recurrir, al menos eso me pasó a mi.” remarca Jazmín , quien a su vez aclara, “yo lo que hice fue un descargo, una catarsis, necesité decir porque dejaba la Selección Argentina, porque es una decisión que me entristece mucho y creo que irse en silencio ayuda a que todo siga igual. No sé si algo va a cambiar después de esto, pero estoy en eso en averiguar vías, maneras para que este reclamo no quede en la nada. El básquet es un deporte hermoso y recomiendo a todo el mundo que lo practique. Sí me parece una señal de alarma lo que está pasando en la selección femenina de básquet adaptado que tendría que ser un espacio seguro y cuidado para habitar”, concluyó Jazmín Sallis.